Día de Venus, de amor, de encuentro,
de alegría, de apasionada entrega,
de pensarte, de sentirte, de esperarte.
Viernes con ganas de desandar tu piel,
de desnudar tu aliento,
de recorrer tus suspiros,
de hacer pasear mis labios por tus sueños.
Fin de jornada, buscándote,
entretejiendo labor con deseo,
con vida, con alma.
Y te contemplo, allí, dibujando,
haciendo garabatos incendiarios,
poseído, aletargado, observando...
Me gustas cuando miras sin mirar,
cuando piensas sin pensar,
y sin poder quitarme de tu andar
tus pasos en mis huellas invisibles.
Me gustas, sí, de espaldas, contemplando
y sabiendo que camino hacia ti
para abordarte, para deslizar mis manos
y dejarte en carne viva mientras te resistes con desgano.
Me gustas, sí, cuando haces cabalgar mis versos en tu pincel,
y haces que rimen tu nombre y el mío sobre el atril
mientras nosotros, un poco más allá, nos mecemos
al son del canto de los pájaros del amanecer
que nos descubren y albergan en sus nidos.
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