Eufemismo

Cómo celebrar el dolor,
la ausencia, la nostalgia,
el vacío,
el instante en el que ya no existe
a quién abrazar.
Cuando la matriz no ha sido nido protector
ni ha habido nacimiento
o al nacimiento lo ha sucedido la muerte.
Quién tiene ganas de celebrar el momento
en que perdió a su hijo,
ese día en que un charco de sangre inundó la ilusión.
De qué manera se puede sonreír un domingo
cuando se desayuna sola
mirando por la ventana
pensando en todo lo que quedó por estrenar.
De qué felicidad hablan
cuando mecer al niño no fue posible.

Gracia

Hacer de la vida, una fiesta.
Honrar los afectos,
cuidar a los míos,
seguir aprendiendo
y desaprendiendo.
Sentarme a la mesa
y dar gracias
por este aquí y ahora,
por la sencillez del mantel,
por el sabor de los alimentos,
por los colores que pincelan el plato,
por el sabor sin igual de esta comida.
Sentir la alegría que desprenden
las flores recién nacidas.
Ver cómo mis plantas cantan
junto a los gorriones,
ni bien despunta el alba.
Tender la cama,
servir el desayuno,
acomodar los libros
que quedaron esparcidos en la noche.
Que la música inunde cada jornada.
Que sean tantas y tan buenas las cosas por venir.
Que el pecho sienta esta paz que no se compra.
Saber que no hay nada ni nadie
que pueda con mis sueños.
Glorioso este instante
donde todo cobra sentido una vez más. 

Erial

Ha muerto
Aunque el cielo estalle
en un tarde de primavera
que sabe a otoño.
No parece el mundo
darse cuenta
de una pérdida
tan insignificante.
La sombra
de la primera lágrima.
Ladra un perro bajo la alcantarilla,
no logra cruzar la podredumbre,
apenas soporta el hedor,
la oscuridad,
el musgo desvanecido.
Es un claustro protector
quién le hace invisible.

concierto

Un vacío que está lleno
de un vacío que se completa
con vacío
en el centro de un paisaje
desangelado.
El tintineo constante
del eco de un silencio
en una noche insomne
que se hace cotidiana.
Ahogado el llanto seco
imposible de parar.
La mente es un páramo desierto
cien veces violada.

Eclipse

Se han fundido mis ojos
en las constelaciones
y cuando nada ven
todo lo descubren.
Aguardo el instante
de la luna roja.
Un puñado de deseos
se alborotan
y pujan por salir.
Oscurecida, casi invisible
siempre soberana.
Se estremece el útero
como un cáliz
encendido.

Imago

En la suavidad de la crisálida
cuando nada parece suceder,
todo está en marcha.
Transición silenciosa
en ebullición constante.
Hacer que las intenciones,
crezcan,
y se materialicen.
Sensación placentera
la de reencontrarse
con una misma.

Compañía

Podría condensarse en este aquí
donde el amor se manifiesta
como el agua que brota entre las rocas
en la montaña.
Así, naturalmente,
sin prisa y sin pausa.
O en la mirada de esta luna azul
que acaricia la víspera.
Se me antoja un sábado
y un domingo, también;
una caminata;
unos mates de ida y vuelta;
un viaje que empieza
cuando salimos a la carretera
sin mapas y sin coordenadas.
Porque un día nace "alguna vez"
a la que darle la bienvenida. 

Terminal

Hay una sola muerte
que no tiene nombre
y lo conquista todo.
En la penumbra,
profunda la pena
bajo la corteza del árbol.
Siento compasión
por el follaje
que espera
reflejarse
en el agua que quedará
después de esta lluvia.
Instante que preludia
el charco.
Marca el dolor
cada recoveco
entre lágrimas
sin corazón.
Estalla en una agonía
nominada
que mancha el santuario
donde se venerará
una cabellera inerte.
Escribo en tu lápida
la partitura del silencio.

Luminosidad

Curioso y singular.
He vuelto de una cruzada funesta.
No ha muerto el dragón ni ha sido vencido el caballero.
No ha habido sangre.
Ni siquiera el estertor mortuorio necesario.
Una desgracia, sí, con precedentes.
Ha sido el sendero,
apenas una huella donde era fácil perderse.
Un ascenso en horas oscuras,
la atrevida ilusión de llegar a la cima
en dominios de incertidumbre.
Acaso es posible imaginar
un destierro
tras la victoria
de una piel encendida.
Fuerzas ocultas
desnudan intenciones
en simiente.
Quién podría culpar del crimen
al inocente.
En cada vericueto de la sombra
había pistas
que llevarían a ninguna parte.
El secreto está en el atlas
de las nubes. 

Certeza

Incomparable el placer que inauguran los sentidos
cuando llega desde la cocina,
el mensaje.
El horno a punto de parir disfrute.
Avena y miel
para el alumbramiento
de un sábado
con sabor a alegría.
Celebración de la verdad
en un cuerpo
felizmente amado.

Roca

Sagrado templo
albergando sedimentos
de memoria y silencio.
Serenidad vacía
modelada con viento, lluvia, fuego.
Ausencia de compasión,
de despertar,
de latido.
Es tu existencia un umbral
incapaz de permitir acceso.
Sin embargo,
ahora,
los sedimentos se rebelan
y estallan los minerales
de la memoria.
Incapaz el grito
de huir de las sombras
para marcar soberanía.
Sordo paisaje
que hace invisible
el encuentro.
Susurros, cansinos,
amodarzados.

Cicatrices

como anagramas

allí, dibujadas, 

dejando en la piel 

huellas indelebles.

Un incendio invisible

crece en un espacio cerrado.

Ha esculpido mi cuerpo

el aliento de un dios

sin reino.

Demasiado  absurdo el tedio

de una espera infructuosa.

Mortecina  respiración

dibuja personajes tan desiguales

y tan cercanos:

subyugante encuentro

de ausencias

aletargadas

envueltas en la impiedad

más destronadora.

Guarecida en la luna de mayo

una voz de acetato impertinente

que me recuerda

carencias, insatisfacción y miedos

anidados en una matriz envenenada de hastío.

Materia

Algo parecido
con una respuesta singular
cuando siento tu mirada.
Genealogía de una tristeza
que es cadena perpétua
en un mundo de muertos andantes
que no encuentran brújula.
Desatino,
Sinfonía de sinsabores
envuelta en papel de diario.
Difuso malestar
que busca el blanco
en un corazón enamorado.

Cueva

Tal vez comprenda el valor del muro,
de la puerta cerrada,
del No,
de la distancia,
del silencio,
de la oscuridad,
del miedo,
de la espera infructuosa,
de lo irreversible,
de la desilusión,
del grito ahogado,
del llanto devorador,
del hueco en el pecho,
del vacío paralizante,
de los fantasmas,
de las sombras del pasado,
de los huesos fosilizados,
de la muerte actualizada
en la desesperanza.
Pero mi rebeldía indómita
me salva de creelo.
(y la mirada respondida
me dice que Sí).

Chispa

En la cocina,
apoyada en la mesa,
mientras en el horno se cuece
un placer.
En esa fotografía caben
las historias que quiero contar
las que cuento
las que respeto tal cual
y las que invento.
El fuego es cómplice
del inevitable deseo
de garabatear
lo que viene al ruedo.

Perla negra

Río sagrado
Y una ciudad silente,
que permanece.
Aprendiz de costura,
pequeños actos de amor
en el día a día
de muchas personas.
Cuatro esquinas
y una luz encendida
sobre el mapa de un conflicto
imperceptible
para el resto.
Sobre la chimenea
un muchacho con una manzana.
Y los trenes, paralizados,
sobre los durmientes.
Observatorio en la alta montaña
o en las huellas de una estrella desenterrada.

Terremoto

Prematura tristeza
en una copa de vino
que ha vaciado
las ganas
de blandir las campanas
En mil fragmentos
se han esparcido mis ojos
bajo los pasos
de un andar cabizbajo
y desconcertante
¡Ay con los mandatos
con las cárceles
que se elige habitar!
¡Ay con la cimarrona pena
que escuece la piel
que se desgarra!
Vi a una mujer que estallaba dentro
de un ave fénix.
Vi a un hombre desvanecerse
ante el impacto certero
de una lanza
parida en la montaña.
Bajo la lava del volcán
embravecido
es eterna
la vibración
que hace eco en el Cosmos.

Partida

Se ha vaciado la tarde,
sin más,
a oscuras
en el silencioso dolor del llanto,
amordazada está la alegría.
Cenicientas las huellas
del fuego encendido
Anacrónica fotografía
de hace unas horas
que son un siglo.

Merecimiento

Hasta los días malos no lo son tanto.
Cautela sin filtro
para una eleccion
que chapucea sin pedir permiso.
Agoniza un deseo
en la perspectiva
de unos ojos
donde el espirítu cae
con el sol de la tarde.
Por Júpiter,
en el desayuno comienza la fiesta.
Contemplar la conciencia de un tiempo
que se consume
sin dejar rastros.
Sin frutos
sin ecos
bajo el barro del pantano
donde proyecta
su libertad,
la flor de loto.

Ciclo

Cuando ser feliz
pone en estado de sospecha.
La brecha crece
y el cauce se hace más profundo.
Llueve el recelo
en los brazos abiertos.
Voy a trenzar los deseos
para que mi manta abrigue
toda la noche.
Que nadie sufra más por amor
que se acabe el mandato
de la pena que todo lo justifica.
Amapolas en la falda
y un círculo inscripto en cada hoja. 

Desconcierto

Dónde está la gente que quiere amar
la que cada día pone lo mejor de sí en la mesa.
La que escucha, mira a los ojos,
responde,
está atenta.
La que abraza,
la que espera,
la que mira con ojos de bienvenida.
Tantos desencuentros
nublan el cristalino,
oxidan la aldaba,
cubren el camino
y es casi imposible
encontrar la huella
que lleva al sendero
que conduce a casa.
Desde que el mundo
es nostalgia
de lo que pudo ser y no fue,
desde ese día
las cosas no han mejorado.
Contradicción de eclipse
por la mañana.
Fugacidad de infierno
que no se acaba.
Atardecer a destiempo
en una certeza.
Aunque el secreto sea
desarticular las palabras
para que no dañen
sigo creyendo que la vida pasa
por ellas...

Escenario

Que quede claro,
tenemos que construir puentes
entre unos y otros,
para cuidarnos,
para encontrarnos,
para querernos.
Desalojar el prejuicio
y dejar de necesitar llenar
una casilla vacía:
patología del desamparo
que impide ver, saber
y acercarse.
Ambivalencia enfermiza
de unas neuronas sin espejo.

Acentuación

Distinta confesión de medianoche

fragmento de un reflejo 

en una piel de cerámica.

Gélido sueño 

como la caída de una vasija

que dibuja lágrimas que se escurren

por tus sienes.

Secretamente deseaba la partida

de un desdén

sin simulación ni fingimiento. 

Desolada al pensarlo

en una batalla que, 

distraídamente,

revela la escena de una película.

Encender y apagar la linterna,

de modo constante.

Un grillo se escurre 

dentro de una idea que lo envuelve. 

Desmesura

sin que importe la frontera

o la danza del reloj

tiembla el sol

con fervor interminable

Plenitud infinita

que embiste 

sin tregua;

eclipse y renacimiento.

Cambiar de patrón

en que el enlace

produce el instante.

No tiene importancia 

la fotografía

dentro de la jaula mortecina.

Diseminados los vértices

de las palabras.

Paloma

Un árbol en la palma de la mano
y una libélula incisiva

bajo tu lengua.

Guardo argumentos esenciales

en la atmósfera

del túnel.

Una pintura con amapolas

y una leve sonrisa,

se inclina una rama sin quebrarse.

Gratitud en la serenidad del naranjo.

Y un hombre con sus ojos gastados

y su sonrisa vestida de estreno

deja un mensaje en la corteza.

Sólo unas mejillas rosadas

funcionan como trampolín

para la emoción desbordada.

Abrazo

En mi interior,
ahí donde se atrincheran los miedos
para no ser descubiertos
con el eco de un mandala
que teje la ceremonia
del encuentro.
Porque son infinitos los caminos
y escasas las huellas
que pueden
ayudarnos
a volver a casa.
Vibra mi jardín
encendido de colibríes,
repiqueteo de campanillas
anuncian la mañana.
Para qué dibujar un mapa
que no le va a servir a nadie.
Capaz que es así,
de esta manera,
con tintinear
y pasos imperceptibles.

Patrones

Eclipse
Pausa, efímera.
Tal vez sea este el momento
de cambiar
de cerrar el ciclo
de desarticular el dolor
que ha dejado el pasado.
Aprender a sentir
Aprender a sentirse
Aprender a sentirte
Meditación y metamorfosis
Elijo el silencio propuesto,
diálecta comunicación
sin palabras.

Desperdiciada

Bajo el cobijo de las palabras

se arremolina la piel

en una danza

A veces es imposible 

cuidar las estrellas

cuando amenaza

el garabato

de Caín.

Traducir las palabras

para que cobren sentido

y la gracia se manifieste.

Falla

Ha temblado la tierra,
se ha estremecido
Bajo un errante estertor inicial
todo ha cambiado
sin luces
sin sombras
en un silencio inexistente
se han borrado todos los rostros
se han desvanecido los cuerpos
y la conciencia habita la nada.
Génesis
y el ciclo vuelve a empezar.

Campanas

Desde lejos,
en la cumbre,
bajo el gran árbol
donde duermen los ruiseñores,
a buen resguardo,
sorteando un mundo
alborotado y sediento,
contempla.
A paso lento
para olvidar el ritmo,
Paz.
Metáfora del tiempo
en la mirada de Urtzi:
diascopia en la simbiosis
que ensordecen las palabras.
Pervivencia que se confirma
en cada siglo.
Eclipse en el banco.

Ventana

Amo el mar
como amo la certeza que siento
cuando vivo
Molino de viento
para hacer rodar los sueños
en el granero.
Allí donde duermes
junto a los niños,
junto a la casa grande,
vibra la tierra
tiembla el instante
em la víspera
de la mañana.

Precaución

En caso de lluvia,
como la de esta noche,
no hay que guarecerse,
no,
sino salir a la calle
a bailar con el murmullo
de la risa de un río recién nacido.

Plomizo

Dulce la voz de la caracola
mecida por el espejo
en donde la noche se desliza
Acaba el infinito
y es recompensa el sueño
que silencian las palabras
en retirada