Recuperando la memoria

Sentarse al fuego de las palabras, sentirlas vivas, chispeantes, capaces de actualizar ecos eternos y tiempos inexistentes.

Aquí tienes un lugar, que la rueda permite ampliarse y abrirse para que sientas tu espacio.

Que encuentres cobijo, mirada, escucha. Pero, sobre todo, que te encuentres...

enero 24, 2012

Dríade

Que sea tu refundación luz enceguecedora
para que necesites atravesar el estallido de la certeza
en un autodescubrimiento que empuñes con valentía.

Derriba, ya, no con mansedumbre esperpéntica
sino con esa rebelde agonía
- la enfurecida y desatada, esa-
las murallas que delimitan tu reino
                           casi deshabitado:
no son habitantes dignos
los que beben tus lágrimas, tus heces
y tu sangre impura.

Basta ya de arrastrarte enmohecido y maloliente
mientras tus carnes putrefactas
acunan sueños abortados
                                        que siguen emergiendo
mientras te señalan con el dedo y te maldicen
desde las cavernas que albergaban tus ojos.

Deja ya de gestar ilusiones que sólo provocan
a la horda salvaje de almas en pena
disfrazadas en misericordiosa cofradía.
No sigas sus pasos, ni sus voces.

Entiende, por fin, que tu impotencia deshabilita
 la única revolución necesaria: la tuya. Puertas adentro,
en desmembrado gemido, en efervecido canto tribal
que abra de un lanzazo tu costado más inoperante.

Está el hogar, el del bosceto,
el de la maqueta de tus once años,
aquella en las que habías sido capaz de abrazar el paraíso.

Caducó la rayuela y tu alma cuajó vida
en el ojo de una mujer (el de cíclope,
que algunas traemos como talismán
para que el mago nos reconozca y bendiga
en arrulladora alquimia)

Despierta, ahora,
sólo en presente continuo.

Permanece, supera el horror de la palabra,
arráncale la piel a la serpiente
tiembla todo lo que haga falta,
estremécete, grita también,
lame el cielo y saborea su dulzura.

Poda el árbol, no es necesario arrancarlo de cuajo,
tal vez un buen injerto, el adecuado,
sea el que haga que cambien los frutos.

Tengo borbotones de ansias
por verte parir la dicha
desde la placenta.

Aunque tal vez ni siquiera me conforme con ver
al muchacho, risueño,
igual me da lo que pienso cuando buceo en lo que piensas.

enero 21, 2012

Monotonía

Nada hay en nuestra existencia
que pueda gozar de la misma cadencia,
que dejes las mismas huellas,
que evoque las mismas imágenes,
que aluda a los mismos hechos,
que desate las mismas lágrimas,
que desnude las mismas causas,
que requiera las mismas armas,
que despliegue las mismas estrategias,
que denuncie los mismos golpes,
o que permita volver al mismo sitio.

Hay infinitas oportunidades, sí,
tantas como hagan falta,
admitidas o no,
y necesarias,
para descubrir que no somos víctimas
ni victimarios,
que no somos el blanco de ninguna injusticica
que no hay modo de que siempre seamos nosotros
quienes paguemos las cuentas pendientes.

Nada hay, digo, a menos que nos dispongamos
a naufragar una y otra vez
sin bucear más allá de la costa
y sin quedar detenidos siempre
olvidando el ancla que hemos elegido.

Siempre siento que nunca puedo
decirlo.


enero 18, 2012

Convicción

Rasgar todos los velos
Yacer allí donde el mar
no acuna rayos de sol
Sacrificar los sueños
extirpar las ganas
arrancarle el corazón
a la alondra
y desgarrar los brotes
antes de que comiencen
a desperezarse
silenciar las voces
ahuyentar las mañanas
hacer que las ganas huyan aterrorizadas
Guarecerme en el fondo
del ánfora olvidada
y vaciarme, toda,
hacerme invisible
en esta pena
eso quisiera
Antes debo perder las llaves.
Eso, primero, quiero.

enero 14, 2012

Todavìa

Qué hago con mis plumas de pavo real,
con este andar elegante y regio
que me hace ùnica.
Qué hago con mi espíritu inquieto
que igual disfruta el mar y la montaña,
o unas callecitas que se adivinan
bajo una hilera de macetas cubiertas de flores
en un patio andaluz,
o en el gótico de Barcelona.
Qué hago con la punta de esta nariz, casi humana,
que visto a veces (para las grandes ocasiones)
y que me hace reventar de gozo
cuando logro avistar un estallido turquesa
que salpica la arena de la Macallereta.
Què hago con mi piel azabache
que enfunda el cuerpo
mientras me deslizo en medio de la selva invisible
evitando la muerte segura.
Qué hago con esta lengua de dos vías
que es capaz de desbaratar argumentos insípidos
vestidos de impecables dogmas
que  merecen el veneno del lacerazo
que desenmascara.
Si soy ésta es porque no podría ser otra:
lo más lejos posible de Barbarroja,
ya varios loros duermen en el lecho marino
decapitados.
Plumas, pieles, escamas, texturas varias
que sean todos los colores, los anfitriones.
Qué haría comiendo sandía y semillas de calabaza
"tranquilamente" todo el día.
Tranquilidad, ninguna, moriría de espanto
contemplando siempre el mismo paisaje,
las mismas aves, las mismas gentes.
Es que comprensión, compromiso y confianza
se aprenden en el ida y vuelta,
no en la repetición monótona de un repertorio.
Existen otras que nos nacen envueltas
en besos, caricias y amaneceres.
Le temo a la hipótesis.
Por lo que fuera o lo que fuese,
seguiré tomando la forma que el espacio requiera.


enero 12, 2012

Piel de Zorra

Odiada por la astucia que no tengo.
Y claro, siempre que alguien vaya exhalando gemidos y quejidos (de placer)
seguramente sea bajo mi absoluta inspiración.
Lapidada por compartir huellas similares a otras bestias
mucho màs afortunadas que saben còmo desplazarse
sin dejar rastro.
En femenino, sí, que es más peyorativo
y huele mejor, en especial, cuando se pretende
hacer que todo tenga aroma a podrido
y que el chivo expiatorio tenga todas las señas precisas
para poder identificarle.
Ceres suele escucharme y hace fèrtil el mìsero instante
en que pueden verme con otros ojos,
ojos que se secan y se pulverizan
en el segundo posterior.
En fin, que todas las aberraciones, lacerazos y escupitajos
caigan, aunque màs no sea, sobre Samaniego:
ha tenido tamaño descaro al proyectar todas las desgracias
en el espejo de mi piel que naufraga in eternum.
Aùn sigo preguntándome por qué he sido yo
expositora de las miserias humanas,
por què yo, sin necesidad alguna...
"Quién oye aduladores nunca espere otro premio"
y luego la culpa es mía,
vanidad humana, si las hay...