Yo me escapé, en realidad, de tus paisajes,
porque si me quedaba en ellos, ya no volverías a pintar.
Entonces decidí hacerme palabra,
de esa manera continuarías buscándome
en todos los soportes
en todas las texturas
en todas las pinceladas
en todos los matices
y en todos los contrastes:
en la infinita posibilidad del arte,
en suma...
Sin embargo, es inútil mi huida,
es inútil mi escondite
y es inútil la sombra que me cubre.
Siempre me encuentras,
aún sin buscarme.
Bebes mi presencia,
hueles mi recuerdo,
rozas mis huellas,
devoras mis ansias,
entiendes mi espanto,
socavas en mi alma,
tallas mi cuerpo.
Tendré que buscar un nuevo escondite:
ahora juego que me escondo en la piel de tus labios
sobre los que deslizas tu lengua distraidamente.
sobre los que deslizas tu lengua distraidamente.
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