Recuperando la memoria

Sentarse al fuego de las palabras, sentirlas vivas, chispeantes, capaces de actualizar ecos eternos y tiempos inexistentes.

Aquí tienes un lugar, que la rueda permite ampliarse y abrirse para que sientas tu espacio.

Que encuentres cobijo, mirada, escucha. Pero, sobre todo, que te encuentres...

junio 20, 2012

Robbie-Grillet

Claro que lo sabes, lo has visto antes que todos, la eternidad del instante que precede y antecede que se ha echado fama de efímero, de fugaz, de inconsistente: podría ser una buena estratagema ocultarse, siendo tan soberano y poderoso como para desterrar el tiempo. El tiempo. In media res devorando la linealidad (curva) del ciclo. No hay división posible. Tampoco etapas. Ni secuencias. Lógicamente, cómo iba a existir esqueleto en el invertebrado.

Ardid

Jugar a la rayuela
cantarle piedra libre a
Cronopios y Famas
bajar por la escalera,
subiéndola
subir por la escalera,
bajándola
dejarle de darle cuerda al reloj
 hasta que se vuelva rematadamente loco:
no es necesario
Tengo ganas de volver al sol
para hacerle caso cuando me diga que debo despertar
o que debo irme a dormir
tengo ganas de ese tipo de órdenes
En este instante dejo de guardar el secreto:
no hay índice que valga,
ha sido listo (el dedo también está implicado)
Condena a muerte para los números
por haberse dispuesto de esa manera
Ni de arriba para abajo,
ni de izquierda a derecha,
ni de adelante para atrás,
ni del principio al fin
¡Vaya coordenadas!
inventarse el recorrido
sí...
detenerse en cada rutinaria acción
ni rutinaria ni cotidiana ni normal,
advierto
¡He allí la trampa!
Bueno el disfraz.
Abrir y cerrar la puerta,
que no entre frío
(o salga el calor -dice la abuela)
¿Qué hace la puerta?
Hace, precisamente,
tanto hace que nos hace pensar que siempre hace lo mismo.
Es lista.
¿Y la ventana?
Ha conseguido hacerle creer a los días que siempre son iguales
que -más o menos- la cosa no cambia.
¡Están  inmóviles los pobres!
pena me da que celebren ser tan viajeros.
Arrivederci.

Rebelión

las palabras se despegan y las letras danzan
cada una quiere un espacio que le sea propio.
No hay modo de mantener distancia
cuando se necesita amontonar decires sin capricho alguno
¿quién marca el orden?
¿quién dibuja la columna?
sólo si es de hormigas dan ganas de colarse
o de hojas secas que caen de la parra en pleno invierno
un poco más allá y un poco más acá
un allá que no es de nada
y un acá que no se ha escrito
masculino y femenino
hasta en la red del contar
le han inventado género a las palabras
para hacer que digan
algo que no tenían pensado
hasta la barra espaciadora es cómplice de la dictadura
del enunciado
Sangría:
hasta los textos sangran, y cuánto duelen...
eso pasa cuando se atreven a desafiar el mandato
No pido la palabra, no me alcanzaría con una sola
Venganza del espacio en blanco
que en el silencio se derrama