Aplastante vacío hacia dentro del cristal.
La tapa demasiado alta, imposible llegar sola hasta ahí.
Los bordes, casi tan poco perceptibles como la línea del horizonte.
El silencio, atronador, capaz de enloquecer al más cuerdo.
Fatídica esperanza.
No.
No fue buena elección.
Ya no quiero ser más el último orejón del tarro.
La tapa demasiado alta, imposible llegar sola hasta ahí.
Los bordes, casi tan poco perceptibles como la línea del horizonte.
El silencio, atronador, capaz de enloquecer al más cuerdo.
Fatídica esperanza.
No.
No fue buena elección.
Ya no quiero ser más el último orejón del tarro.
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