Recuperando la memoria

Sentarse al fuego de las palabras, sentirlas vivas, chispeantes, capaces de actualizar ecos eternos y tiempos inexistentes.

Aquí tienes un lugar, que la rueda permite ampliarse y abrirse para que sientas tu espacio.

Que encuentres cobijo, mirada, escucha. Pero, sobre todo, que te encuentres...

mayo 26, 2011

Condena

Sin fin.
Bueno, también sin principio.
Sin límites y sin coordenadas.
Profuso, invisible, a resguardo.
De cabo a rabo, de tanto en tanto.
O cotidiano.
Sin plan.
Sin rumbo.
Con veleta.
Hummmm...
No.
Abstracto, concretamente.
Delineado y sin perfiles.
Aparente y evidente.
Misterioso, en carne viva, desnudo.
Porque me quieres como yo te quiero,
y  te quiero como tú me quieres,
sin que sepamos cómo decirlo,
con alguno de los dos más claro que el otro,
¿cuál de los dos será?
Mantanterolirulá.
Ahja.
Va queriendo...
La cosa va tomando color,
Mientras te afixia la piel de la culebra,
y  te retuerces en ella...
Creí que estaba muerta, y no lo está.
-¡No seas así!
No puedo, soy así,
así me inventas y así me invento.
Anda ya, deja de sufrir, que no hay manera:
porque me quieres como yo te quiero.
En ti vivo y en ti muero, sin apego.
-          ¿Me abrazas?
-  ¡Siempre!
-          ¿Me quieres?
-  ¡Te quiero!
-          ¡Mentiroso!
-  Tal vez un poco... (entre mi quiero y mi puedo, vaya condena)

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