¡Que el viento desate todas las lágrimas juntas!
Lágrimas para liberar la pena,
para sacarnos de los hombros la sensación de llevar el mundo a cuestas.
Para aflojar el nudo que nos retuerce el alma por la mitad.
Para dejar de pensar y sentirnos agobiados.
Para no hacer planes que no llevaremos a cabo.
Para limpiar la mirada y ver las cosas tal cual son,
incluso los recuerdos.
Para que nada parezca tan imposible
y para que lo imposible deje de serlo.
Para que salga la rabia, la impotencia, la angustia.
Para que no anide en nosotros el odio, la rabia y la desesperanza.
Para empezar de nuevo, para encontrar consuelo
y para abrazarnos a nosotros mismos.
Lágrimas para recordar que la vida tiene todos los sabores
todas las texturas, y todos los matices (y para verlos).
Lágrimas en proximidad y en la distancia.
Lágrimas, solos y acompañados.
Lágrimas a grito pelado y en silencio.
Lágrimas para armar y desarmar el mundo.
Lágrimas para que nuestras grietas se vuelvan fértiles.
Lágrimas hasta que sean llanto, llovizna o lluvia.
Lágrimas de agradecimiento y de reclamo.
Lágrimas, de bienvenida y de despedida.
Lágrimas, para entrar en la vida y para salir de ella.
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