Recuperando la memoria

Sentarse al fuego de las palabras, sentirlas vivas, chispeantes, capaces de actualizar ecos eternos y tiempos inexistentes.

Aquí tienes un lugar, que la rueda permite ampliarse y abrirse para que sientas tu espacio.

Que encuentres cobijo, mirada, escucha. Pero, sobre todo, que te encuentres...

mayo 21, 2011

Llorar hasta vaciarnos

¡Que el viento desate todas las lágrimas juntas!
Lágrimas para liberar la pena,
para sacarnos de los hombros la sensación de llevar el mundo a cuestas.
Para aflojar el nudo que nos retuerce el alma por la mitad.
Para dejar de pensar y sentirnos agobiados.
Para no hacer planes que no llevaremos a cabo.
Para limpiar la mirada y ver las cosas tal cual son,
incluso los recuerdos.
Para que nada parezca tan imposible
y para que lo imposible deje de serlo.
Para que salga la rabia, la impotencia, la angustia.
Para que no anide en nosotros el odio, la rabia y la desesperanza.
Para empezar de nuevo, para encontrar consuelo
y  para abrazarnos a nosotros mismos.
Lágrimas para recordar que la vida tiene todos los sabores
todas las texturas, y todos los matices (y para verlos).
Lágrimas en proximidad y en la distancia.
Lágrimas, solos y acompañados.
Lágrimas a grito pelado y en silencio.
Lágrimas para armar y desarmar el mundo.
Lágrimas para que nuestras grietas se vuelvan fértiles.
Lágrimas hasta que sean llanto, llovizna o lluvia.
Lágrimas de agradecimiento y de reclamo.
Lágrimas, de bienvenida y de despedida.
Lágrimas, para entrar en la vida y para salir de ella.



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