Me has abrazado toda la noche.
He sentido tu voz acurrucada
en el cuenco de mi cuello.
Me has hablado,
por horas,
sin prisa,
sin pausas,
en un ritmo de caricias
y madrugada.
Ha sido tu cuerpo mi cuerpo,
tu piel la mía,
el sueño crisálida del presente,
y tu sonrisa, el sol de esta mañana.
No sé si hemos dormido,
no sé si hemos echado a andar,
pero sí sé que estás dentro de mí,
en semilla que brota
y marca territorio sin fin.
He sentido tu voz acurrucada
en el cuenco de mi cuello.
Me has hablado,
por horas,
sin prisa,
sin pausas,
en un ritmo de caricias
y madrugada.
Ha sido tu cuerpo mi cuerpo,
tu piel la mía,
el sueño crisálida del presente,
y tu sonrisa, el sol de esta mañana.
No sé si hemos dormido,
no sé si hemos echado a andar,
pero sí sé que estás dentro de mí,
en semilla que brota
y marca territorio sin fin.
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