Ha inventado mi cuerpo un perfume
que lo distingue de otros.
Ha creado jardines en la piel
para hacer nacer las raíces,
que arrojan los tallos
que dan sitio a los brotes
que son hojas,
que son pimpollos
y flores recién paridos.
Huella de fragancia que no se olvida,
que cala hondo,
que impregna otra piel
en contra de su voluntad,
quizás...
Hora de arreboles,
de trinar apasionado de pájaros,
de aleteo constante de mariposas
y de libar de colibríes.
Olores que evocan invisibilidad;
antes del tacto, la fragancia.
Antes del mensaje, la esencia.
Antes de la mirada, el aire que expande su poder.
Despliega seducción siendo implacable.
Graba su magnificencia
en el entramado de la memoria.
Prestidigitación inconsciente
que sabe a jazmínes,
que sabe a azahares,
que sabe a violetas,
a una boca inundada del sabor
de unos litchies que desbordan los labios,
y a una copa de cava.
Desafía el océano del olvido
y la elegida mediocridad insensible
de aquel corazón.
que lo distingue de otros.
Ha creado jardines en la piel
para hacer nacer las raíces,
que arrojan los tallos
que dan sitio a los brotes
que son hojas,
que son pimpollos
y flores recién paridos.
Huella de fragancia que no se olvida,
que cala hondo,
que impregna otra piel
en contra de su voluntad,
quizás...
Hora de arreboles,
de trinar apasionado de pájaros,
de aleteo constante de mariposas
y de libar de colibríes.
Olores que evocan invisibilidad;
antes del tacto, la fragancia.
Antes del mensaje, la esencia.
Antes de la mirada, el aire que expande su poder.
Despliega seducción siendo implacable.
Graba su magnificencia
en el entramado de la memoria.
Prestidigitación inconsciente
que sabe a jazmínes,
que sabe a azahares,
que sabe a violetas,
a una boca inundada del sabor
de unos litchies que desbordan los labios,
y a una copa de cava.
Desafía el océano del olvido
y la elegida mediocridad insensible
de aquel corazón.
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