Tu sexo huele a espíritu.
Tu sexo es una casa consagrada
Eduardo Moga
Sincronía en la sangre.
Esquivas la red
luego te lanzas
y un espiral de mirra
acaricia tus labios
que suplican tregua.
Sudor helado
crepita en las sábanas
de una cama huérfana
y enmohecida.
Heme aquí en templo cerrado
en la hora del baño
de las vestales.
Caen mis vestidos
en gracia extraordinaria
sobre la tierra negra.
La roca se deshace
en tu aliento
cuando colocas
la corona de flores
en mi pelo.
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