Recuperando la memoria

Sentarse al fuego de las palabras, sentirlas vivas, chispeantes, capaces de actualizar ecos eternos y tiempos inexistentes.

Aquí tienes un lugar, que la rueda permite ampliarse y abrirse para que sientas tu espacio.

Que encuentres cobijo, mirada, escucha. Pero, sobre todo, que te encuentres...

noviembre 23, 2011

Anacoreta

Bebiendo el mundo, desandando modelos
enardeciendo las palabras hasta pulverizarlas
y otra vez, en holocausto.
Contra el paredón, acribillido sin poder
apretar el gatillo ni una sola vez:
desagradable certeza la de ser  vencido
cuando tienes el sabor del campeón
que celebra por anticipado
después de haber echado a andar
al Caballo de Troya.

Condenado a la madriguera, a la soledad
más irrespetuosa y casquivana
que se menea entre tu cuerpo y el suyo
sin que exista un sólo instante que permita
cuajar el hallazgo.

Malestar.
Hasta rabia,
de esa rabia a la que se le echa tierra
esperando que algo salga
y haga olvidar lo enterrado.

Mejor despiertas,
sacudes la comodidad
y admites que me necesitas:
este es uno de esos días en que me siento malvada,
mezquina, perversa y la más dañina de todas.
Anuncian temporada de lluvia interminable,
casi diluvio.
Qué pena que el agua, cuando se filtra tan profundamente,
produzca desalojo.

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