Puedes decir mi nombre mil veces
y no me cansaría de escucharte
- será que me cuesta renocerme en la alborotada
magia de tu decir-.
Puedes mirar mi rostro mil veces
y no podría darte la misma imagen nueva
que tus ojos me bautizan.
Puedes esperar ansioso mis palabras
que a veces son de haikus, o de yerbabuena o de lluvia fresca
y que se escabullen en la ventana
insinuándose a tus pinceles.
Puedes acariciarme sin roce alguno
provocando el deseo ante quietas huellas
que se hacen alas e irrumpen la pureza de tu boca.
Puedes intentarlo ilusionado,
y encender la lluvia en mis madrugadas
sin lograr siquiera irrumpir los sueños
que nos abrazan.
y no me cansaría de escucharte
- será que me cuesta renocerme en la alborotada
magia de tu decir-.
Puedes mirar mi rostro mil veces
y no podría darte la misma imagen nueva
que tus ojos me bautizan.
Puedes esperar ansioso mis palabras
que a veces son de haikus, o de yerbabuena o de lluvia fresca
y que se escabullen en la ventana
insinuándose a tus pinceles.
Puedes acariciarme sin roce alguno
provocando el deseo ante quietas huellas
que se hacen alas e irrumpen la pureza de tu boca.
Puedes intentarlo ilusionado,
y encender la lluvia en mis madrugadas
sin lograr siquiera irrumpir los sueños
que nos abrazan.
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