¡No! Nadie me va a convencer de lo contrario:
yo he pasado por este sitio muchas veces,
mi calesa ha dejado huellas demasiado profundas en el camino.
Conozco los olores y los sabores de las estaciones
y soy capaz de diferenciarlos todos.
Cada uno de esos mapas ha pasado por mis manos
y los he desechado por inservibles.
Debí quemarlos para que ésto no aconteciera.
Quiénes interpretan las coordenadas jamás han pisado
estos territorios,
y se alzan como eruditos dando cátedra
desde los retretes cubiertos de mierda
que disfrazan de palcos.
Cada vez que algún viajero entra en la tienda
desenrollan confusión y pistas falsas.
Los peregrinos se pierden, sin poder aceptar
lo evidente y se tornan insensatos, imprudentes
y vulnerables.
No existen los ciclos que nos transporten al mismo lugar,
ahí la trampa.
No hay modo de pasar otra vez por el mismo camino,
esa es la puerta.
No hay tiempo para tomar atajos,
sólo despierta.
Desde el hogar la vida espera.
yo he pasado por este sitio muchas veces,
mi calesa ha dejado huellas demasiado profundas en el camino.
Conozco los olores y los sabores de las estaciones
y soy capaz de diferenciarlos todos.
Cada uno de esos mapas ha pasado por mis manos
y los he desechado por inservibles.
Debí quemarlos para que ésto no aconteciera.
Quiénes interpretan las coordenadas jamás han pisado
estos territorios,
y se alzan como eruditos dando cátedra
desde los retretes cubiertos de mierda
que disfrazan de palcos.
Cada vez que algún viajero entra en la tienda
desenrollan confusión y pistas falsas.
Los peregrinos se pierden, sin poder aceptar
lo evidente y se tornan insensatos, imprudentes
y vulnerables.
No existen los ciclos que nos transporten al mismo lugar,
ahí la trampa.
No hay modo de pasar otra vez por el mismo camino,
esa es la puerta.
No hay tiempo para tomar atajos,
sólo despierta.
Desde el hogar la vida espera.
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