Hacer de la vida, una fiesta.
Honrar los afectos,
cuidar a los míos,
seguir aprendiendo
y desaprendiendo.
Sentarme a la mesa
y dar gracias
por este aquí y ahora,
por la sencillez del mantel,
por el sabor de los alimentos,
por los colores que pincelan el plato,
por el sabor sin igual de esta comida.
Sentir la alegría que desprenden
las flores recién nacidas.
Ver cómo mis plantas cantan
junto a los gorriones,
ni bien despunta el alba.
Tender la cama,
servir el desayuno,
acomodar los libros
que quedaron esparcidos en la noche.
Que la música inunde cada jornada.
Que sean tantas y tan buenas las cosas por venir.
Que el pecho sienta esta paz que no se compra.
Saber que no hay nada ni nadie
que pueda con mis sueños.
Glorioso este instante
donde todo cobra sentido una vez más.
Honrar los afectos,
cuidar a los míos,
seguir aprendiendo
y desaprendiendo.
Sentarme a la mesa
y dar gracias
por este aquí y ahora,
por la sencillez del mantel,
por el sabor de los alimentos,
por los colores que pincelan el plato,
por el sabor sin igual de esta comida.
Sentir la alegría que desprenden
las flores recién nacidas.
Ver cómo mis plantas cantan
junto a los gorriones,
ni bien despunta el alba.
Tender la cama,
servir el desayuno,
acomodar los libros
que quedaron esparcidos en la noche.
Que la música inunde cada jornada.
Que sean tantas y tan buenas las cosas por venir.
Que el pecho sienta esta paz que no se compra.
Saber que no hay nada ni nadie
que pueda con mis sueños.
Glorioso este instante
donde todo cobra sentido una vez más.
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