El agua en el fuego
las hebras del té a resguardo en la tetera
y las tazas de la abuela dispuestas
en la mesa
Y una torta de mandarinas
espolvoreada con azúcar impalpable
Y un lemon pie soberbio
acaparando toda la atención
Y un brownie, humilde y silencioso,
custodiando la esquina.
y la tarta de manzanas,
húmeda y crujiente.
Cada vez que el ritual nos convoca
las amigas nos sentimos abrazadas,
honradas y bendecidas.
las hebras del té a resguardo en la tetera
y las tazas de la abuela dispuestas
en la mesa
Y una torta de mandarinas
espolvoreada con azúcar impalpable
Y un lemon pie soberbio
acaparando toda la atención
Y un brownie, humilde y silencioso,
custodiando la esquina.
y la tarta de manzanas,
húmeda y crujiente.
Cada vez que el ritual nos convoca
las amigas nos sentimos abrazadas,
honradas y bendecidas.
El paso sublime del ceremonial poético, de la poesía de la experiencia a la poesía de la gastronomía.
ResponderEliminarYo también me siento abrazado, honrado y bendecido. Me voy a desayunar.
Abracitos
El paso sublime del ceremonial poético, de la poesía de la experiencia a la poesía de la gastronomía.
ResponderEliminarYo también me siento abrazado, honrado y bendecido. Me voy a desayunar.
Abracitos
Que aproveche, que la cocina es poesía para mí, y nada falta para sentir lo sublime en el alma... abrazo
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