Brotan delfines de mi vientre
y se zambullen alocados
buscando el hogar en la isla de corales.
Hay un cielo en las tierras bajas
que se enciende cuando todos duermen
sólo hay sangre y muerte
para los que no escuchan
las voces que traen las señales
cuando son tan claras.
No esperes nada.
No te detengas.
No creas más que en las palabras
que dibujan tus ojos.
Profana su oscuridad
la alegría que brota
de la certeza.
Miserables demonios
que no pueden
dar nada
sin destrozar todo lo que anhelan.
Huir de la exorbitancia
de promesas vanas
hasta guarecerse
en la cueva del unicornio.
Que cada reptil tiemble
bajo la roca que lo disfraza.
La sal destruirá el cuenco de tus ojos
una vez más.
y se zambullen alocados
buscando el hogar en la isla de corales.
Hay un cielo en las tierras bajas
que se enciende cuando todos duermen
sólo hay sangre y muerte
para los que no escuchan
las voces que traen las señales
cuando son tan claras.
No esperes nada.
No te detengas.
No creas más que en las palabras
que dibujan tus ojos.
Profana su oscuridad
la alegría que brota
de la certeza.
Miserables demonios
que no pueden
dar nada
sin destrozar todo lo que anhelan.
Huir de la exorbitancia
de promesas vanas
hasta guarecerse
en la cueva del unicornio.
Que cada reptil tiemble
bajo la roca que lo disfraza.
La sal destruirá el cuenco de tus ojos
una vez más.
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