En tus ojos anidan estrellas, juglar saltimbanqui.
En tus brazos recuesto mi alma,
con solo acercarme.
Abandonas letargo y ausencia
para acompañarme
y es así como logro encender
lo que no ve nadie.
Cartografía invisible
que flota en el aire
y conduce a un instante fugaz:
podría apostarle.
Derrapando, cuán cierto,
qué inmensas verdades,
cuánto es posible aprender
sólo al derrumbarse.
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