Desangelada metamorfosis intrascendente.
Cada escalón quiso ser mi tumba.
El valle del sol se ve resplandeciente,
aún más cuando estás en la cima
de Traslasierra: no son estos los ojos
los que serpentean en Ojo de Agua.
Son los del alma que se quedaron
bajo los algarrobos refundándose
espiritualmente.
Fue sumergirme y ascender sin cielo
que me pusiera límites:
fácil desafiar el cielo
cuando no lo sabe
mientras estoy agazapada en el reflejo del tanque australiano.
Sólo mi colibrí sale de noche:
apenas hace un avistaje para saber si estoy viva.
Vuelve a su nido: insomne no podría hacerlo.
Estoy viva- le digo- dispuesta a plantar bandera y
librar una batalla que te libere.
No es posible ver la encrucijada ni la trampa que te abdujo
a las cavernas de un alma envenenada.
No puedes verlo.
Que yo lo vea no ayuda.
A quién le importa.
Desangelada certeza esperpéntica que piensa corroerme.
Llevo antióxido: son demasiados siglos. Hay estrategias
que vienen incorporadas.
Constelar para comprender lo que juega a las escondidas
(por fortuna)
desafortunadamente .
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