Recuperando la memoria

Sentarse al fuego de las palabras, sentirlas vivas, chispeantes, capaces de actualizar ecos eternos y tiempos inexistentes.

Aquí tienes un lugar, que la rueda permite ampliarse y abrirse para que sientas tu espacio.

Que encuentres cobijo, mirada, escucha. Pero, sobre todo, que te encuentres...

agosto 07, 2011

Groenlandia

Sé que te irías sin dejar rastro,
sin ninguna pista
para poder encontrarte.
Sé, que en este instante
se te acabaron las ganas
y la lista de excusas
para seguir batallando.
Sé que el descontento te habita
y que has descubierto
que nada tiene sentido.
Sé que no puedes comprender
que el afecto caduque y se torne putrefacto
bajo la caroñera mirada ajena.
Sé que te cuesta aceptar
que el vacío cotidiano sea
tú único cómplice.
Sé que en tu lista de números de emergencia
no quede ningún número por marcar
cuando el resto da ocupado.
Sé que viste morir una a una las palabras
que te reconfortaban y que hasta
Dulcinea del Toboso ha sabido existir mejor que tú.
Sé que estás sola cuando quieres compartir el mate
y que hasta la vecina tiene agenda colapsada
donde no hay lugar para recibirte.
Sé que no puedes deshacer el conjuro.
Pero, espera, hay otros lugares,
(o debiera haberlos)
Aunque, el congo Belga  ya no exista y
la Conchinchina tenga alta densidad demográfica.
De acuerdo, Donde el diablo perdió el poncho
hay demasiada concurrencia y
en el culo del mundo es imposible hallar un poco de paz,
porque según parece la contaminación ambiental ha llegado a tasas elevadísimas.
Ahora bien: sigue buscando,
hay tanta calidez en tu alma que tampoco se trata de acelerar
el derretimiento de los casquetes polares.
Piénsatelo.
Busquemos otras coordenadas posibles.

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