El punto es que no confío en ti.
Podrás escribir todas las cartas,
firmar todas las peticiones,
suplicar todos los días,
llorar todas las noches,
pero no confío en ti.
Nada tengo que perdonar,
de hecho, ya lo he olvidado.
Nada tengo que recordar,
de hecho tú mismo destrozaste los buenos recuerdos.
Nada tengo que hacer
que no sea decirte que no tengo nada que decir ya.
Claro que sufrimos, somos seres sufrientes,
porque elegimos serlo,
porque nos obstinamos en ir por el camino equivocado,
porque no escuchamos las señales,
porque no somos capaces de decir basta,
o porque no queremos escuchar lo que se nos dice a grito pelado.
Claro, también, todos somos seres de disfrute,
hemos nacido para el placer,
para la alegría, para la ilusión,
para soñar, para proyectar,
para hacer planes, de a dos, como mínimo,
pero también de a muchos, de los que seamos necesarios
para emprender la cruzada.
No subo en tu barco: con ese recorrido y con ese destino
no comulgo, no es por dónde quiero ir.
Prefiero, siempre, mates bajo el palo borracho,
envuelta en libros, en poesía, en virutas de aserrín,
con alguien en quién confíe desde el primer instante.
Podrás escribir todas las cartas,
firmar todas las peticiones,
suplicar todos los días,
llorar todas las noches,
pero no confío en ti.
Nada tengo que perdonar,
de hecho, ya lo he olvidado.
Nada tengo que recordar,
de hecho tú mismo destrozaste los buenos recuerdos.
Nada tengo que hacer
que no sea decirte que no tengo nada que decir ya.
Claro que sufrimos, somos seres sufrientes,
porque elegimos serlo,
porque nos obstinamos en ir por el camino equivocado,
porque no escuchamos las señales,
porque no somos capaces de decir basta,
o porque no queremos escuchar lo que se nos dice a grito pelado.
Claro, también, todos somos seres de disfrute,
hemos nacido para el placer,
para la alegría, para la ilusión,
para soñar, para proyectar,
para hacer planes, de a dos, como mínimo,
pero también de a muchos, de los que seamos necesarios
para emprender la cruzada.
No subo en tu barco: con ese recorrido y con ese destino
no comulgo, no es por dónde quiero ir.
Prefiero, siempre, mates bajo el palo borracho,
envuelta en libros, en poesía, en virutas de aserrín,
con alguien en quién confíe desde el primer instante.
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