Un campo de batalla con reglas cambiadas.
Múltiples líneas de tiempo
sin diálogo posible.
La preeminencia de la palabra,
del contrato,
de la convicción que nos trajo al presente.
No siempre alcanza.
No es suficiente.
La memoria perdida, quién sabe dónde.
Y es que no hay modo de actualizar
lo precedente si se muda la esperanza.
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