Recuperando la memoria

Sentarse al fuego de las palabras, sentirlas vivas, chispeantes, capaces de actualizar ecos eternos y tiempos inexistentes.

Aquí tienes un lugar, que la rueda permite ampliarse y abrirse para que sientas tu espacio.

Que encuentres cobijo, mirada, escucha. Pero, sobre todo, que te encuentres...

mayo 26, 2020

Inspiración

Lo primero que haré será preparar la mochila
con algunas cosas básicas porque a lo que necesito
lo tengo allá.
Voy a salir temprano, como de costumbre, antes de que amanezca,
y aunque haga frío, termo y mate en mano,
abrigo, guantes, un gorro, galletas para el camino,
y la alegría guardada de todos estos meses de encierro.
Voy a ir caminando contenta hasta la estación.
Voy a comprar mi boleto. Voy a estrenar la sonrisa
más bonita que pueda crear y respiraré con todo mi ser
cuando me siente y comience el viaje.

Disfrutaré cada km del camino.
Voy a mirar el paisaje sin dormirme.
Voy a sentir que las horas que pasen son las más lindas
de mi presente y voy a mirar el cartel que está
en la entrada del pueblo con lágrimas en los ojos
como siempre, como nunca y como cada vez.

Voy a caminar por una de sus callecitas de tierra,
aún no logro decidir por cuál de ellas,
pero, en todo caso, sé que acertaré
porque todas tienen una escolta de árboles
majestuosos que hacen de banda municipal
de bienvenida.

Pasaré por un frasco de miel de garabato,
en algún momento,
daré un abrazo postergado,
dejaré un regalo,
depositaré la mochila en mi hostel,
visitaré a Anita y le pediré mis alfajores
con dulce de higos.
Me meteré por el callejón de los duendes
y veré a la Juli,
le diré cuánto la he extrañado,
buscaré unos libros que tengo apuntados,
y estoy segura de que sus niñas
aparecerán como mariposas alborotadas
y chispeantes.

Me iré al río a pasar el día,
almorzaré un manjar
y tomaré un helado de algarroba.

Y cuando caiga la tarde,
pasaré por el puesto de Celeste,
la estrujaré con Lua incluida,
seguramente encontraré algún tesoro y
daré la vuelta
para repetirme al día siguiente
y todos los que sean posibles.

Mi pueblo amado, sanmarqueño,
que me espera, me añora y me echa de menos.
Donde siento el amor bendecido,
donde encuentro lo que me hace falta
y siento nido.


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