Sepa que la admiro, Rosario,
que a la trascendencia de su obra
le ofrendo mi agradecimiento.
Sepa que miro su fotografía,
que me detengo en sus ojos
y trato de encontrar en su mirada
las respuestas a todas las preguntas
que siento ganas de hacerle.
Habrá sabido, usted, lo que vendría.
Habrá entendido, usted, lo que creaba.
Habrá visto, usted, lo que sembraba.
Merecía la infancia
este tiempo
de aprender junto a otros,
de superar desafíos,
de buscar caminos
y de establecer escenarios
donde lo lúdico cobrara un nuevo sentido,
donde Fröebel y Montessori
se materializaran en un lenguaje compartido.
La imagino estudiando, con una mesa repleta de libros,
de notas, de apuntes, con una taza de té siendo dulce compañía.
La pienso buscando la manera
de enseñar a otras
a mirar el mundo con el lente
de la observación exhaustiva,
con la curiosidad encendida,
sin que la improvisación
lograra sorprenderlas.
La adivino creando situaciones
en las que los estudiantes
se transformasen en los verdaderos creadores.
No ha habido hora en su vida
exenta de lucha
porque se trataba de impulsar
ideas que fortalecían la educación
de las mismas educadoras,
desalojando prejuicios,
instalando una revolución
que pusiera en el centro,
al niño, a la niña
para que experimentar sin límites
les permitiera confiar
en sus propias capacidades.
Una pedagogía excepcional
que el Nivel Inicial
hoy, le agradece
y yo celebro en su nombre.
le ofrendo mi agradecimiento.
Sepa que miro su fotografía,
que me detengo en sus ojos
y trato de encontrar en su mirada
las respuestas a todas las preguntas
que siento ganas de hacerle.
Habrá sabido, usted, lo que vendría.
Habrá entendido, usted, lo que creaba.
Habrá visto, usted, lo que sembraba.
Merecía la infancia
este tiempo
de aprender junto a otros,
de superar desafíos,
de buscar caminos
y de establecer escenarios
donde lo lúdico cobrara un nuevo sentido,
donde Fröebel y Montessori
se materializaran en un lenguaje compartido.
La imagino estudiando, con una mesa repleta de libros,
de notas, de apuntes, con una taza de té siendo dulce compañía.
La pienso buscando la manera
de enseñar a otras
a mirar el mundo con el lente
de la observación exhaustiva,
con la curiosidad encendida,
sin que la improvisación
lograra sorprenderlas.
La adivino creando situaciones
en las que los estudiantes
se transformasen en los verdaderos creadores.
No ha habido hora en su vida
exenta de lucha
porque se trataba de impulsar
ideas que fortalecían la educación
de las mismas educadoras,
desalojando prejuicios,
instalando una revolución
que pusiera en el centro,
al niño, a la niña
para que experimentar sin límites
les permitiera confiar
en sus propias capacidades.
Una pedagogía excepcional
que el Nivel Inicial
hoy, le agradece
y yo celebro en su nombre.