Hay búsquedas infructuosas.
Hay días como muchos y tantos.
Hay palabras disfrazadas de armas letales
que no encuentran blanco
aunque quedan esparcidas
contaminando la atmósfera.
Cuánto dolor en almas
habitando cuerpos putrefactos,
infestados de tristeza,
destilando un hedor infernal,
expandiendo miseria,
ausencia y olvido
en la cavidad vaciada de los ojos.
Sin embargo,
y a pesar de esta fotografía de espanto,
también hay miradas que lo bendicen todo,
que inauguran nuevos días,
que invitan a estrenar la alegría
y la pureza del milagro cotidiano.
Hay días como muchos y tantos.
Hay palabras disfrazadas de armas letales
que no encuentran blanco
aunque quedan esparcidas
contaminando la atmósfera.
Cuánto dolor en almas
habitando cuerpos putrefactos,
infestados de tristeza,
destilando un hedor infernal,
expandiendo miseria,
ausencia y olvido
en la cavidad vaciada de los ojos.
Sin embargo,
y a pesar de esta fotografía de espanto,
también hay miradas que lo bendicen todo,
que inauguran nuevos días,
que invitan a estrenar la alegría
y la pureza del milagro cotidiano.
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