Quisiera morir un 4 de diciembre.
Ese día no despertar y cerrar el ciclo.
Me gustaría que esa mañana me encuentre durmiendo
el sueño eterno.
Con una sonrisa de agradecimiento, eso sí.
Que quién me encuentre sepa que fui feliz,
que mi vida tuvo sentido.
Colibríes de cortejo
y jazmines en polifónica alegría.
La piel como un mapa de momentos.
Las manos guarecidas entre las sábanas.
En la víspera sabré que es el día.
Y mis cenizas, al mar, sin excepción.
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