Cada una de ustedes,
desconoce como honrar sus propias existencias.
Dejan de ser para complacer a un otro que no las ve.
Van dejando rastro de bestias salvajes,
marcando territorios,
permitiendo que les arranquen las cuerdas vocales,
que les vacíen el corazón y las vísceras.
Les sonríen a esos hombres que las hacen objeto,
se venden al mejor postor.
No hay amor en sus corazones,
no hay amor,
ni siquiera por ustedes mismas.
Se vanaglorian de un sentimiento noble
cuando solo es puro interés,
buscan obtener algo tras el sacrificio de dedicación exclusiva.
Ninguna de ustedes sería capaz de darlo todo por una amiga.
Ninguna de ustedes es capaz de mirar más allá de la punta de su nariz.
Dicen ser lo que no son.
Lo dan todo a cambio de unas migajas de atención.
se olvidan de todos, se recluyen a esperarles.
Ahí están,
al borde del camino,
inmóviles,
impávidas,
habilitando demoliciones.
Les pido un favor,
no vuelvan a tocar mi puerta,
o enviar un mensaje de auxilio,
ni a pensar en mí justo el día en que las dejen
esparciadas tras la detonación.
Con esquirlas no hablo.