Al fin y al cabo
en los bordes
no había nada.
Eran silencios
amordazados con palabras
y una música verdadera
que se escapaba por los ojos.
La piel
llena de historias
sin fuegos.
Un día
y muchísimos libros
amaneciendo.
Sedienta certeza
en el billete
con destino aprendido
de memoria.
Valijas abiertas
confusión de papeles
y granos de arena.
Avanzamos por el túnel
sin tiempo
con las manos entrelazadas.
Resulta difícil desandar caminos...y a veces los bordes se desdibujan...Me siento identificada con tu poesía...Belleza!
ResponderEliminarGracias, Fer, por estar siempre "ahí"... Identidades acompañadas, las nuestras... :)
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