Mamá

Memoria,
Madre,
Sustancia,
Eternidad que anida en el recuerdo,
en la fotografía en que sonríes,
en la presencia cómplice
que irradias a diario.
Memoria,
de domingos,
de mesa servida,
de tu voz cantando
para exorcizar los miedos
Memoria de tu piel,
de tu cabello reluciente,
de tus manos creadoras
de tus pies incansables.
Memoria,
Mamá,
rosales que florecen cuando los miras,
el fuego crepitando para guarecer la olla
en que se cuece a fuego lento
algo maravilloso
con que nos abrazas.
Memoria del dolor,
de la ausencia,
del silencio,
de la mordaza que afixia,
de los golpes,
de la violencia puertas adentro.
Mamá, Memoria, Partida.
Nacemos cuando partimos
Nacemos al infinito
sin plazos, sin finales.
Nacemos cuando morimos
Nacemos
y somos para siempre.

Arcana Mayor

Gloria, profunda,
en éxtasis.
Bajo el estandarte
el cuenco de una boca.
Un continente habita
la cavidad del río
y hace profunda
la exhalación melodiosa
de Orfeo.
Figuras paridas por un fuego fatuo
que echan raíces
y dan frutos en un territorio nuevo.
Festival de acordes
en epicentro errante
que gestan huellas
en la frontera
de lo posible.
Peregrina hora atribulada
se desborda
y ciñe la lengua
de la Ninfa.
Arropa, él,
                su piel desnuda.
Neblina dulce
es vértice en el embrujo
de un beso
que al volcán despierta.
En su pecho,
                    tambores,
emancipados.

Ceniza

Pero el amor, esa palabra...

Julio Cortázar, Rayuela

Tantas veces libres
del reloj de arena
y la mazmorra.
Con el menor arsenal defensivo
para enredar la telaraña.
Mejor sentimos
lo que hay en cada boca.
Arder en honor
al pavo real
para que elegir el verbo amar
desbarate una posesión mezquina.
Era un hombre que se creía un hombre,
era una mujer que se creía una mujer,
eran dos que no querían ver.
Mejor leemos,
empapamos las horas,
tentativa contraria,
al espejo y al contacto.
Sabemos.
Sé.
Sabes.
Partida infinita
un sinsentido la ausencia,
los años,
la distancia,
el apagón.
Desde una casilla lateral,
volvemos al tablero.
Un cañonazo en el centro del pecho
y un pedazo de noche
hace eco en la lluvia.
A lo mejor todo es perfecto.

Distinto

Al fin y al cabo

en los bordes 

no había nada.

Eran silencios

amordazados con palabras

y una música verdadera 

que se escapaba por los ojos.

La piel

llena de historias

sin fuegos.

Un día

y muchísimos libros

amaneciendo.

Sedienta certeza

en el billete

con destino aprendido 

de memoria.

Valijas abiertas

confusión de papeles

y granos de arena.

Avanzamos por el túnel

sin tiempo

con las manos entrelazadas.

Raíz

Un camino de arena
bajo un cielo de abedules
y el murmullo de tantos días
                                  compartidos.
Allí donde el espacio vacío
te nombra
y toma cuerpo
y hace sombra
y da identidad al territorio.
Desparpajo que conmueve
y devora la comisura
del presente.
Cobija un cielo de piedra
ensoñaciones sin tiempo
en el cauce de la vida.
Jaleo a la memoria
con un tambor de hojalata
encaprichado.