La niña lee, y llora.
Sacude las palabras,
busca debajo de ellas
al niño de la pluma.
Le llama,
bendice su nombre
cada vez que sale de su boca.
Sabe que la luna lo tiene cautivo
y que él se asoma por uno de sus cráteres
para mirarla desde adentro.
Apenas ve su sombra
y el hilo de plata
que los une.
En la estación se sienta
y espera el tren
que lo llevará a su lado.
Sacude las palabras,
busca debajo de ellas
al niño de la pluma.
Le llama,
bendice su nombre
cada vez que sale de su boca.
Sabe que la luna lo tiene cautivo
y que él se asoma por uno de sus cráteres
para mirarla desde adentro.
Apenas ve su sombra
y el hilo de plata
que los une.
En la estación se sienta
y espera el tren
que lo llevará a su lado.
Esa levedad (por el perfil leve de los personajes) de la espera, que se va haciendo poderosa a través de palabras e hilos de plata. Espléndido.
ResponderEliminarAbracitos
Gracias, siempre tan gentil, tan buen seguidor y tan generoso. Un abrazo grande para ud
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