Recuperando la memoria

Sentarse al fuego de las palabras, sentirlas vivas, chispeantes, capaces de actualizar ecos eternos y tiempos inexistentes.

Aquí tienes un lugar, que la rueda permite ampliarse y abrirse para que sientas tu espacio.

Que encuentres cobijo, mirada, escucha. Pero, sobre todo, que te encuentres...

marzo 22, 2012

Pócima

Ese beso último, envuelto, 
que se subió a aquel tren y vio alejarse las vías
en un mar de lágrimas disimuladas.
El sweter verde, aguamarina, con peces de colores
escabulléndose en el tejido, casi invisibles, 
tornasolados, dispuestos a batirse a duelo  
a capa de espada. 
Una tarta de chocolate
que se deshacía en tus labios 
mientras tú te deshacías en mis ojos
que te devoraban.
Tus pensamientos que respondían a los míos
y cuajaban en besos, de atardecida.
Tu andar inquieto, y mi inquieto andar,
en la cocina, 
mientras se cocinaba a fuego lento
el cada día.
Aquella noche en que bebimos de la misma copa
y tus manos entraron en complicidad con mis cabellos.
Tus ganas de acariciarme coincidiendo con mis ganas de
acortar la distancia.
El gel de ducha, con olor a vainilla,
modelando espuma para cubrirnos.
Nuestras sábanas de estreno, 
con repuesto habilitado.
Diez ilustradores 
en big bang.
Feng Shui entre olivos
en el camino.
"Lo más maravilloso que me ha pasado"
Y un puñado de besos, 
de bienvenida al bajar del taxi. 
Remover un poco, dejar reposar,
y beber antes de que amanezca.
Uñas de dragón,
suspiros de ninfas,
y lágrimas de yarará chica
para la guarnición:
y la maldición se desvanece 
antes de los cien años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario