Para Gustavo,
quién eligió seguir a su corazón.
Peregrino,
cuajas de vida el instante y haces presente los sueños
que hemos parido.
Anfitrión,
convocas al banquete de la vida,
y nos ofreces sitial de honor.
Guerrero,
adalid de la verdad,
custodias la pureza,
protegiéndonos de la miseria que despreciamos,
que nos habita
y que negamos más de tres veces
antes del amanecer.
Descifrador de los pliegues
bajo los cuales somos capaces
de enterrarnos vivos, sin lamento alguno.
Orfebre de las miradas,
eres capaz de destilar las lágrimas
y catalizar los miedos
que se marchitan para dar nacimiento
a la esperanza.
Alquimista:
transmutas los colores del paisaje del alma
y enciendes nuestra conciencia creadora.
Maestro,
sé que tus palabras se hacen hebras y dibujan el tejido de nuestra existencia.
cuajas de vida el instante y haces presente los sueños
que hemos parido.
Anfitrión,
convocas al banquete de la vida,
y nos ofreces sitial de honor.
Guerrero,
adalid de la verdad,
custodias la pureza,
protegiéndonos de la miseria que despreciamos,
que nos habita
y que negamos más de tres veces
antes del amanecer.
Descifrador de los pliegues
bajo los cuales somos capaces
de enterrarnos vivos, sin lamento alguno.
Orfebre de las miradas,
eres capaz de destilar las lágrimas
y catalizar los miedos
que se marchitan para dar nacimiento
a la esperanza.
Alquimista:
transmutas los colores del paisaje del alma
y enciendes nuestra conciencia creadora.
Maestro,
sé que tus palabras se hacen hebras y dibujan el tejido de nuestra existencia.