Y un jardín de flores al pie de la montaña,
vestido de estreno,
descansando plácidamente,
dando la bienvenida.
Los rayos del sol del mediodía,
una vertiente a lo lejos
que se hace cercana e invita a acercarse.
Un pedacito de monte nativo
parido hace tiempo.
Tierra negra adivinándose surco
para guarecer nuevas semillas.
En las líneas del alambrado
se adivina un pentagrama:
hay una canción que empieza a escribirse
para mecerse en las cuerdas de un violín.
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