Recuperando la memoria

Sentarse al fuego de las palabras, sentirlas vivas, chispeantes, capaces de actualizar ecos eternos y tiempos inexistentes.

Aquí tienes un lugar, que la rueda permite ampliarse y abrirse para que sientas tu espacio.

Que encuentres cobijo, mirada, escucha. Pero, sobre todo, que te encuentres...

junio 05, 2020

Apariencias

Un rostro de niña, regordete, 
lleno de pecas. 
Sus ojos que miran, que buscan, 
que exploran,
que descubren,
que indagan, 
que se cuelan, 
que todo lo ven, 
que todo lo sienten, 
que todo lo predicen, 
que todo lo adivinan. 

Sellados los labios, 
las manos quietas,
y en esa posición,
observarlo todo,
contemplarlo todo,
desnudarlo todo. 

Cada persona habla, 
se ríe, 
se mueve con gestos 
estereotipados y vacíos. 
Tragan, devoran, 
arrasan con todo lo que hay en la mesa. 
El banquete en casa de la abuela
tiene ese efecto devastador. 

De sus bocas salen palabras 
desconectadas del alma,
vacías, 
ni ruido hacen. 
Lo que se espera escuchar, 
lo que se supone que se tiene que decir, 
lo que pretende ganar adeptos, 
lo que se calla por miedo, 
o por prevención, 
o por diplomacia. 

Doña Inés y su nieta, 
saben que allí son las únicas auténticas. 
Y eligen seguir siéndolo.

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