Jugar a la rayuela
cantarle piedra libre a
Cronopios y Famas
bajar por la escalera,
subiéndola
subir por la escalera,
bajándola
dejarle de darle cuerda al reloj
hasta que se vuelva rematadamente loco:
no es necesario
Tengo ganas de volver al sol
para hacerle caso cuando me diga que debo despertar
o que debo irme a dormir
tengo ganas de ese tipo de órdenes
En este instante dejo de guardar el secreto:
no hay índice que valga,
ha sido listo (el dedo también está implicado)
Condena a muerte para los números
por haberse dispuesto de esa manera
Ni de arriba para abajo,
ni de izquierda a derecha,
ni de adelante para atrás,
ni del principio al fin
¡Vaya coordenadas!
inventarse el recorrido
sí...
detenerse en cada rutinaria acción
ni rutinaria ni cotidiana ni normal,
advierto
¡He allí la trampa!
Bueno el disfraz.
Abrir y cerrar la puerta,
que no entre frío
(o salga el calor -dice la abuela)
¿Qué hace la puerta?
Hace, precisamente,
tanto hace que nos hace pensar que siempre hace lo mismo.
Es lista.
¿Y la ventana?
Ha conseguido hacerle creer a los días que siempre son iguales
que -más o menos- la cosa no cambia.
¡Están inmóviles los pobres!
pena me da que celebren ser tan viajeros.
Arrivederci.
cantarle piedra libre a
Cronopios y Famas
bajar por la escalera,
subiéndola
subir por la escalera,
bajándola
dejarle de darle cuerda al reloj
hasta que se vuelva rematadamente loco:
no es necesario
Tengo ganas de volver al sol
para hacerle caso cuando me diga que debo despertar
o que debo irme a dormir
tengo ganas de ese tipo de órdenes
En este instante dejo de guardar el secreto:
no hay índice que valga,
ha sido listo (el dedo también está implicado)
Condena a muerte para los números
por haberse dispuesto de esa manera
Ni de arriba para abajo,
ni de izquierda a derecha,
ni de adelante para atrás,
ni del principio al fin
¡Vaya coordenadas!
inventarse el recorrido
sí...
detenerse en cada rutinaria acción
ni rutinaria ni cotidiana ni normal,
advierto
¡He allí la trampa!
Bueno el disfraz.
Abrir y cerrar la puerta,
que no entre frío
(o salga el calor -dice la abuela)
¿Qué hace la puerta?
Hace, precisamente,
tanto hace que nos hace pensar que siempre hace lo mismo.
Es lista.
¿Y la ventana?
Ha conseguido hacerle creer a los días que siempre son iguales
que -más o menos- la cosa no cambia.
¡Están inmóviles los pobres!
pena me da que celebren ser tan viajeros.
Arrivederci.
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