Silencio que exige ser compartido.
Un instante huérfano capaz de desalojar
la alegría,
habitado luego por trepidantes
reflejos que buscan la opacidad de la lágrima
para cuajar con el rocío del amanecer.
Descomposición de sentires,
amalgama de indicios
que sólo puede desenhebrar
el lazarillo.
Refrendado el amor,
paralelos y meridianos custodian
la fortaleza:
el amor necesita hueste constante.
Besos, latidos y abrazos
como artillería.
Luces desterradas buscan consuelo.
Luces desterradas buscan consuelo.
Batalla es el lecho de atardecida.
Apenas doce semanas
de anacronismo.