Antes llama, ahora pabilo ennegrecido,
ceniciento, a punto de desvanecerse en polvo y nada,
en cera deslizada dibujando siluetas sin forma.
Magnífica. Encendida en la luz de un sentir
que se hacía espejo en unos ojos rumbo al cielo,
o al mar, según quisieras.
Ataviado de alegría, de ganas,
de ilusiones varias, de abrazo sin tentáculos
y saliva deliciosa con que delinear los gemidos.
Apocalipsis.
Ha cambiado el escenario, la banda de sonido,
el guion y los actores no han sido puestos sobre aviso.
La vestuarista frunce el ceño y su enojo no puede ocultarse.
Sólo el paisaje se mata de risa:
disfruta de antemano la estatuilla que está a punto de recibir.
ceniciento, a punto de desvanecerse en polvo y nada,
en cera deslizada dibujando siluetas sin forma.
Magnífica. Encendida en la luz de un sentir
que se hacía espejo en unos ojos rumbo al cielo,
o al mar, según quisieras.
Ataviado de alegría, de ganas,
de ilusiones varias, de abrazo sin tentáculos
y saliva deliciosa con que delinear los gemidos.
Apocalipsis.
Ha cambiado el escenario, la banda de sonido,
el guion y los actores no han sido puestos sobre aviso.
La vestuarista frunce el ceño y su enojo no puede ocultarse.
Sólo el paisaje se mata de risa:
disfruta de antemano la estatuilla que está a punto de recibir.
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