Eso de buscarse en la mirada del otro
y no encontrar un espejo donde guarecerse.
Eso de sentir que faltan voces, abrazos,
palabras que aniden y lo hagan posible.
O un desasosiego que amordazado
busca,
escarba,
revuelve,
desparrama,
sin encontrar nada.
La orfandad de las respuestas
que están vacías,
aunque se llenen de sonidos
que no dicen nada.
Un sistema feudal
camuflado en un amor incondicional
en acción
que aturde con mandatos
innecesarios.
Y no saber.
Y querer saber.
Y una lucha cuerpo a cuerpo
por la verdad.