Recuperando la memoria

Sentarse al fuego de las palabras, sentirlas vivas, chispeantes, capaces de actualizar ecos eternos y tiempos inexistentes.

Aquí tienes un lugar, que la rueda permite ampliarse y abrirse para que sientas tu espacio.

Que encuentres cobijo, mirada, escucha. Pero, sobre todo, que te encuentres...

diciembre 30, 2012

estallido

Veintiún siglos y dos años transcurridos
Poco queda..
Y aún no hemos hecho nada...
Arremolinarse en la caracola
sin respirar
sólo por un eterno lapso...
Habemus apocalipsis
sin arca de Noé

Ruido

La casa, la calle, el paisaje,
el invierno
un sol sin identidad.
El día, la noche,
la falta de nobleza,
la mirada ausente,
el fin de año que es como el fin de la nada.
Un helicóptero sin control
de última generación
con carcasa blindada
que no ha sabido
cumplir la promesa
de vuelos infinitos.
Inframundo selecto:
un segundo invierno
en un mismo año;
dolor de garganta,
de oídos,
cefalea,
tos,
ojos inundados...
En el próximo contrato
pondré dos veranos anuales.



diciembre 07, 2012

Córdoba

En mi ciudad, las luces conviven:
no importa que seas estrella o farola
Hay tantas iglesias como putas,
y ambas siguen siendo necesarias.
Cada cuadra tiene su señal.
Las calles son las únicas soberanas.
Las plazas no alcanzan a ser escenarios.
Amo la peatonal, y a ellos, a los dos,
hombre y mujer, que cantan por las mañanas
y nos regalan ese momento único de pausa elegida.
El arpa  baila en esas manos.
El bombo cuenta historias de hace tiempo.
Xilofón de cañas -gigante- convoca al festejo.
Las calles, el incendio de los días,
las voces que pregonan y denuncian carencias.
Los enojos, la prisa, el atropello,
la sonrisa, las miradas
la espera eterna de cada instante.
Los pagos, las compras,
los taxis, los bancos,
las oficinas,
las tiendas,
TODAS MIS LIBRERÍAS JUNTAS.
La Cañada que se reinventa
y legitima su cauce, invisible, a veces.


Lapsus

Es necesaria la noche
como son necesarios los grillos,
la brisa de la madrugada,
el autobús que pasa por la esquina,
la lluvia que lo ha mojado todo
y se ha llevado el ardor de la jornada.
Hace falta el silencio,
el frescor,
la paz,
el repiqueteo del teclado que todo lo denuncia.
Bien nos viene la red
y los hilos desordenados que tejen la trama.
Respirar hondo y dar gracias